Nos enfrentábamos a una tarea sin precedentes: contactar con gente que descarga sus contenidos multimedia desde sitios no oficiales y conseguir que hablaran abiertamente acerca de cuándo lo hacían, dónde, qué tipo de contenidos, con qué frecuencia... Nos infiltramos en una comunidad online anónima y conseguimos dibujar un certero retrato de sus perfiles. La conclusión es que las plataformas ilegales son tan diversas como lo son sus usuarios. Pero el reto para la industria es ahora mucho más claro gracias a los insight que pudimos recopilar.
Herramienta: 10 días de comunidad online